JUGUEMONOS A ROSALINDA
El CNE ha fijado como fecha de las elecciones presidenciales el 7 de octubre del próximo año. Si, parafraseando a nuestro ilustre poeta Ernesto Luis Rodríguez, ese día nos jugaremos a “Rosalinda”. Después de analizar lo prometido por Hugo Chávez, durante la campaña electoral del año 98; tristemente concluyo que hasta la presente fecha, no ha cumplido ninguna de las promesas que le hizo al soberano que votó por él; con la esperanza de mejorar sus condiciones de vida. Aquella noche de diciembre después de haber sido proclamado por el CSE de aquella época, en cadena nacional le dijo a la nación que él se quitaría el nombre si no acababa con los niños de la calle, que respetaría la libertad de expresión y que jamás cerraría un medio de comunicación social, abriría fuentes de trabajo trayendo capitales extranjeros que invirtieran en Venezuela, que la educación sería una de sus prioridades pasando por respetar la autonomía universitaria, construiría un millón viviendas para acabar con el déficit que existía en esa época, combatiría a los corruptos hasta llevarlos a la cárcel y perseguirlos donde se escondieran. Desarrollaría el parque industrial, empresarial, pero sobre todo desarrollaría el campo, apoyando a los agricultores, las Fuerzas Armadas serían empleadas en su verdadera misión, acabaría con los gastos en escoltas, colitas en aviones, eliminaría el uso de “camionetotas” en los ministerios; pero sobre todo nos prometió que los recursos del Estado serían empleados en acabar con la pobreza y la miseria, los hospitales serían un ejemplo para el resto del mundo en materia de salud, que en su gobierno jamás habrían perseguidos políticos, que nunca pretendía reelegirse o perpetuarse en el poder, que los Derechos Humanos jamás serian violentados, que mantendría las mejores relaciones con los demás países del universo, sobre todo con los países vecinos. Prometió acabar con la burocracia, eliminando ministerios, por que según su concepto eran muchos, manifestó su apoyo a la descentralización.
Pero resulta que una vez que es investido como presidente constitucional de la República de Venezuela, pidió una Constituyente y le dijimos que si; quiso cambiar la constitución y le dijimos que si y la cambiamos; según sus expresiones “la mejor del mundo”; lo hicimos pensando que con estas herramientas podría lograr todo lo prometido en campaña electoral sin trabas en su camino para ejecutar su plan de gobierno. Pero resultó que el hombre en cuestión es comunista y todo fue una mentira. Y así, posteriormente, nos dice que a él le parece que hay que cambiarle el nombre al país y lo rebautiza como REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA. Luego planteó que el avión presidencial era viejo para su empleo, comprando un nuevo lujoso avión y abandonando al “Camastrón”, al tiempo manifiesta que hay que agregarle una estrella a la bandera y lo hizo a pesar de todas razones históricas y sin escuchar los pronunciamientos de las respectivas Academias. Luego, plantea la urgente necesidad de cambiar el escudo nacional, sobre todo que el cuello del caballo había que ponerlo viendo de frente, o sea había que “voltearle el cuello al caballo” y lo hizo. Solicitó una Ley Habilitante y le dieron varias. Hace poco, se empeñó que había que profanar la tumba del Libertador y no le importó nada y lo hizo. Pero mientras todas estas cosas ocurrían; el país avanza sin un plan determinado de gobierno, solo se improvisa y ninguna de sus promesas ha sido cumplida. Todo los males que según él había que corregir de la mal llamada “cuarta república” se acrecentaron y hoy día tenemos que: siguen los niños en la calle en su versión de hombres nuevos, ha habido expropiaciones de empresas, industrias, fincas y haciendas productivas, hay inseguridad económica y jurídica, patrimonial y personal, politizó a la Fuerza Armada , no hay autonomía ni independencia en los poderes públicos, no construyó las viviendas prometidas y tenemos cualquier cantidad de damnificados en refugios manifestando todos los días en procura de una vivienda decente, no hay fuentes de trabajo, la carestía de la vida va en aumento, faltan escuelas, liceos y las universidades no tienen un presupuesto adecuado, la salud está en terapia intensiva, la infraestructura vial no sirve, hay cualquier cantidad de venezolanos presos políticos y exiliados, la sociedad esta dividida exacerbada por el odio y la mentira propiciada desde el mismo gobierno, la burocracia se ha quintuplicado y ni hablar de la corrupción y el despilfarro de los dineros públicos. Nada que mostrar en comparación con lo prometido. Logró la mayoría en la Asamblea Nacional jugando sucio y así están los diputados oficialistas elaborando leyes como si fuera a gobernar toda la vida el país.
Por ello, es que nos toca a nosotros como ciudadanos cobrar sus mentiras, abusos y arbitrariedades. Cobrar el odio y la burla que sembró en la sociedad venezolana. Si no queremos perder lo poco que nos queda de país, si no queremos que nos invadan o perder nuestra propiedad, nuestra identidad, si queremos un país decente, donde el merito y la moral sea el principal bastión para desarrollar el país, donde se nos respete nuestros derechos, donde nuestros hijos y nietos puedan crecer sanos y tengan una excelente educación e innegable futuro, donde los dineros públicos sean debidamente manejados y empleados en las necesidades nuestras; en construcción de viviendas, autopistas y carreteras, escuelas y liceos, hospitales, instalaciones deportivas, donde no haya revanchismo político y se respete la dignidad del ciudadano, donde las reglas del juego político estén claras, definidas y se respeten, si queremos un presidente que no se burle de nosotros y unas Fuerzas Armadas que cumplan su misión constitucional, queremos un país donde los servicios públicos sean óptimos, un país donde no sea más fácil comprar un arma de fuego y droga, que conseguir aceite, mantequilla, café o papel sanitario. Entonces, debemos jugarnos a “Rosalinda”, preparándonos desde ya para asistir a las urnas electorales a depositar nuestro voto y demostrarle al mundo que esta es la mejor vía para salir de los dictadores y gobernantes que se creen indispensables e irremplazable o creen que han sido tocado por una mano divina para perpetuarse en el poder. El 7 de octubre del 2012, seremos los protagonistas, elegiremos a un nuevo presidente demócrata y el estado de derecho volverá a imperar, salgamos masivamente a depositar nuestro voto; para ese momento ya no debe haber en el país ciudadanos que se hagan llamar nini, a esta altura del juego debemos estar claro de cual es el país que queremos, que no queremos socialismo disfrazado de comunismo. Tuvo todo lo necesario para hacer un excelente gobierno y no lo aprovechó, se rodeó de lo más mediocre del comunismo y así fue que se esfumo la esperanza del soberano que lo eligió.
El problema es político y no militar, el arma del ciudadano es el voto; nadie debe quedarse sin votar y ejercer ese derecho, juguémonos a”Rosalinda” como dijo el poeta……..” y dije entre mis sueños rotos: Voy jugando a Rosalinda, y el dado en la noche linda me devolvió mis corotos”.
Artemio Boada
Coronel GN
25sep11