Es muy característico oír a los rojos rojitos hablar de los vicios de lo que ellos llaman la cuarta república, pero resulta que haciendo un balance de todo lo ocurrido en los cuarenta años de democracia comparándolo con los doce años de autocracia chavista; podemos sacar muchas conclusiones, pero sobre todo reflexiones. Actualmente el problema que la mayoría de los venezolanos padecemos y que ocupa el primer lugar de preocupación es la inseguridad. Si hacemos un balance comparativo, no es que en la cuarta no hubo inseguridad, si la hubo pero el estado como tal elaboraba políticas y se dejaba asesorar por quienes sabían y conocían de la materia, y nunca la inseguridad llegó a rebasar los niveles que actualmente estamos padeciendo. Si hacemos la comparación con el último año de gobierno del fallecido Dr. Caldera; se aprecia que hubo un aproximado de cuatro mil quinientos cincuenta homicidios, pero una vez que recibe este desgobierno la tasa de mortalidad por homicidios fue aumentando hasta llegar en el 2010 a diecisiete mil quinientos; de acuerdo a datos suministrados por el observatorio venezolano de violencia. O sea que las políticas de seguridad han sido un total fracaso; hay impunidad, el sistema judicial completo integrado por policía, fiscalía, jueces y sistema penitenciario no funciona y no funcionará mientras prive lo político sobre el deber ser. Pudiéndose concluir que en materia de seguridad el gobierno fracasó.
Mientras el gobierno se empeñe en mantener lo político por encima de lo técnico, dándole prioridad a su proyecto de comunismo del siglo XXI, vendrá de fracaso en fracaso, mientras siga pretendiendo igualar hacia abajo y no hacia arriba, y no en busca de mejor calidad de vida para todos los venezolanos y mantenga que su problema es político y lo demás no importa; seguirá fracasando tanto en seguridad personal, como en abrir fuentes de trabajo, construir viviendas, abaratar el alto costo de la vida, luchar contra la corrupción, pero sobre todo buscar la unión de los venezolanos en un proyecto de país. Si proyecto de país, cosa que no existe; avanzamos de improvisación en improvisación, nada se planifica, no hay un concepto estratégico firmado que establezca hacia vamos y cuales son nuestras metas; todo depende de la ocurrencias del comandante presidente. Mientras tanto el país se debate en una alta inflación, carestía de la vida, falta de fuentes de trabajo, pero sobre todo el problema más grave que es la inseguridad. No existe en Venezuela una familia que no tenga un caso de inseguridad que narrar, a todos nos ha pasado de alguna manera, o sea a un familiar o aun amigo, o al amigo del amigo; pero es el tema diario de conversación en todo grupo que se forme en cualquier sitio público. El hampa ha llegado al extremo de disparar contra la victima por cualquier cosa, si de repente la victima le cae mal, si carga dinero le dispara y si anda limpio peor todavía y dios libre que los zapatos de la victima no sea de marca. Pero esto no es un problema para el gobierno, es cuestión de sensación.
En la cuarta república, que despectivamente llaman los rojos rojitos; por lo menos las instituciones funcionaban, había a quien acudir, a quien reclamar, con todos sus errores funcionaba y la delincuencia se mantenía a raya y era perseguida y neutralizada, se desarmaba, se buscaban en sus guaridas y toda denuncia era procesada sin pedirle al ciudadano a que color de partido pertenecía, había profesionalización en los cuerpos de seguridad, estaba fuera la política. En esta quinta república, somos el país con la más alta inflación, con el mayor riesgo para invertir, no hay seguridad personal, patrimonial y mucho menos jurídica, nadie quiere construir para no perder la inversión, los que construyen lo hacen con dinero del gobierno para no arriesgar el suyo. En la Venezuela de hoy, la vida no vale nada.
Los poderes eran independientes, tanto es así que se llegó a juzgar a un presidente constitucional por malversación de fondos, habrase visto mayor muestra de hombre demócrata al aceptar las decisiones que lo llevaron a la cárcel y se produjo una transición y cambio de gobierno sin trauma, en la Venezuela de ahora todo es venganza, mediocridad, burla, incapacidad, ineptitud y adulación; el que más adule es más meritorio. Por ello es que se observa un reciclaje de funcionarios, siempre son los mismos y basta que denuncies un funcionario por corrupto o cualquier otra causa para que sea ascendido de cargo y condecorado. Todo esto me permite concluir que la cuarta fue mejor.
Artemio Boada
Coronel ® GN
24feb2011
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